El arte poético nos enseña a mirar dentro de nuestro ser para saber quiénes somos, por qué vivimos y hacía dónde nos dirigimos.
Cristina Fernanda Huesca nos guía a través de ese maravilloso túnel llamado poesía para atisbar, una vez más, la esperanza de vislumbrar una vida plena y feliz.
El trabajo poético de esta autora, es una poesía reveladora, refleja un mundo que expresa su visión de la vida, de la muerte, del amor, del erotismo y el enigma de la existencia.
Aborda también el misterio de nuestra religión en reflexivos poemas sobre la figura de Jesucristo.
Este libro de Cristina Fernanda Huesca, quien además de escritora es una estupenda pintora y maestra de metafísica logra comunicarse a través de la pintura y también provoca en el lector ansiedad por descubrir nuevos horizontes que sólo la literatura puede inventar y mostrar.
Martina no es la típica heroína, es una chica común y contradictoria como cualquiera de nosotros; apasionada del cuerpo humano excepto del suyo.
Tiene la agilidad de decirlo fácil, pero se vuelve complicado y se vive difícil. Una novela adictiva dónde la protagonista nos hace reír más de una vez con su cinismo adolescente y muy probablemente apenarnos de ello.
Abelardo L. Rodríguez afirmaba que no hay un solo hombre que no tenga algo de interesante en su vida. Esta obra constituye los tiempos, las reflexiones, las anécdotas, los tesoros de la memoria de un hombre excepcional, que sirvió a su país. Siempre distinguido con la vocación de servir, y que llegó a ser presidente de la República.
Las políticas de la sensación se orientan a controlar, en sus más hondos fundamentos, el cuerpo y su capacidad de percibir la materia del mundo. Tener el control sobre lo que sienten las personas es la máxima aspiración del poder y de sus aparatos administrativos: que la gente misma acepte en su interior cuales sensaciones le están permitidas y cuales prohibidas.