Para contribuir, como ya muchos lo han hecho, a una equilibrada y racional inteligencia de lo que fue el episodio independentista de nuestra historia nacional, así como exaltar el patriotismo y la conciencia histórica, a 500 años de haber sido consumada nuestra Independencia Nacional, deseo reconocer por igual la legitimidad de afanes de las facciones que escenificaron aquella confrontación civil, entre novohispanos.
Para contribuir, como ya muchos lo han hecho, a una equilibrada y racional inteligencia de lo que fue el episodio independentista de nuestra historia nacional, así como exaltar el patriotismo y la conciencia histórica, a 500 años de haber sido consumada nuestra Independencia Nacional, deseo reconocer por igual la legitimidad de afanes de las facciones que escenificaron aquella confrontación civil, entre novohispanos. Liberales y conservadores, peninsulares y nativos de la Nueva España ––término acuñado por Hernán Cortés––, tuvieron sus justificadas razones en aquellas circunstancias, como también sus comprensibles excesos en el propósito de sus propias causas a defender, no exentas de ansias coyunturales a propósito de las reformas borbónicas que devinieron en desmedidos y abusivos actos del gobierno virreinal.
Los diversos enfoques de hasta dónde llevar la emancipación de la Corona generaron discrepancias entre sus principales protagonistas, que derivaron en posicionamientos ideológicos, mismos que en el curso del tiempo serían móvil de nuevas guerras civiles y, aún ahora, inspiran decisiones políticas que llevan a la polémica. El choque de los osados insurgentes con funcionarios, gobernantes y militares de la Nueva España, fue la expresión de la pluralidad de proyectos de poder e intereses económicos de la época. Ambos ejércitos se nutrieron de hombres arrancados de las poblaciones, a menudo por la fuerza, y de los recursos económicos propios de cada localidad. Fue un acontecimiento histórico y aleccionador que debemos reconocer como ocurrió, sin prejuicios ni pretensiones de incidir a favor o en contra de los actuales y legítimos afanes de poder en disputa; tampoco en el ánimo de descalificación entre quienes pensamos diferente.
978-607-8758-09-8
Ficha técnica
Autores
Espino Barrientos, Manuel de Jesús
Area
Historia
Materia
Historia de América del Sur Período de luchas por la independencia. 1806-1830
A partir del 17 de marzo de 2019, nuestras vidas se vieron trastocadas en su curso normal por la pandemia del covid 19. Se han perdido vidas, se ha interrumpido la dinámica social y la educación se ha visto afectada negativamente. A medida de que se implementan medidas de emergencia, las violaciones a los derechos humanos están incrementándose a un ritmo impresionante. Si bien algunas de esas medidas son ineludibles y forzosas para frenar la enfermedad, es necesario preservar los derechos fundamentales en la mayor medida posible, tanto en el contexto actual como después de que haya cedido.
El Movimiento Estudiantil de 1968 fue un hecho trascendental en la vida política, social y cultural de México. Dada esta importancia, desde aquel entonces y hasta este momento, dicho suceso ha sido reiteradamente analizado a partir de distintas vertientes; no obstante, su estudio sigue siendo inagotable.
Esta historia es un viaje de los ancestros a los descendientes, de ida y vuelta e incluye gastos pagaderos a futuro. Las facturas de costos las cubre cada generación, desde los fundadores de la dinastía de cafetaleros hasta los descendientes que ahora trabajamos como la quinta generación en esta familia Gris, produciendo café. Es una biografía del padre de Manuel Gris Solórzano: Carlos Gris y Rayón.
A veintidós años de publicado el libro "Destino Cósmico" y a veintitrés de la prematura desaparición del maestro Andrés Peraza, retomamos su vida y su obra escultórica en esta nueva edición, que pone al día, con el poder añadido de la distancia y el tiempo, un trabajo artístico que adquiere cada día que pasa un mayor interés y valor, no solo por la calidad plástica, la habilidad técnica y la vocación a prueba de fuego, sino por la clara conciencia ecológica que apenas parece extenderse sobre la humanidad planetaria en los últimos tiempos y quizá un poco demasiado tarde.
Ante la necesidad de frenar la propagación del COVID-19, el Estado en todas las latitudes, adoptó un enfoque de prevención, ejerciendo el poder para proteger la salud comunitaria, a través de múltiples medidas locales frente a la emergencia, entre ellas, el distanciamiento social, el uso de cubre bocas, mascarillas, cubiertas faciales, el cierre de negocios, escuelas y demás sitios, la prohibición de reuniones y la permanencia en confinamiento.
Probablemente no haya dos naciones tan bendecidas por la naturaleza ni tan maldecidas por su propensión a vivir en el abismo. Colombia, la de la Guerra de los Mil Días y Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez; México, el de la Revolución Mexicana y Pedro Páramo, de Juan Rulfo. Dos naciones privilegiadas por sus geografías, sus recursos naturales, sus historias, sus culturas y su gente solidaria; dos naciones asediadas por la pobreza, la violencia, la inequidad, la corrupción, el narcotráfico y la demagogia política.
Los enormes impactos ambientales provocados por las actividades humanas han generado una crisis de pérdida de la diversidad biológica sin precedente, esta crisis representa la sexta extinción masiva y ha causado la desaparición o amenaza a miles de especies y poblaciones. La pérdida de esos organismos debería evitarse por mu chas razones, tanto éticas como morales y culturales.